Qué hacer

ante un caso de agresión sexual en un entorno de ocio

Si has sido víctima de una agresión sexual

En caso de ser personas cercanas, lo cual suele ser habitual, a veces es difícil protegerse de la primera agresión, ya que hay mecanismos a nivel psicológico que influyen y que generan la perpetuación de esa situación. Desarrollaras a corto plazo estrategias defensivas para auto justificar lo acontecido, ten mucho cuidado porque es una trampa muy peligrosa de la cual es difícil escapar.

SUMISIÓN QUÍMICA

En el caso de que despertemos aturdidas, sin recordar cómo hemos llegado allí, ni qué ha pasado y, además, tenemos hematomas o molestias inusuales tanto en la zona genital como por el cuerpo (dolor de cabeza, de barriga o vómitos), es posible que hayamos sufrido violencia sexual facilitada por sumisión química. El agresor (conocido o desconocido) podría haber introducido algún tipo de sustancia en nuestra bebida (café, infusión, refresco, cerveza, cubata, etc.), produciéndonos somnolencia, disminución del nivel de conciencia, relajación muscular y amnesia durante 3-8 horas. De esta forma, se disminuye nuestra voluntad y capacidad de resistencia. Ante esta sospecha también habría que seguir estas indicaciones de qué hacer ante una agresión sexual.

No minimices lo que te ha ocurrido, ya que de cualquier modo ha sido un acontecimiento traumático en tu vida

Si eligiéramos no denunciar en los días posteriores a la violencia sexual, es importante que sepamos que podemos hacerlo en cualquier momento. Pues, aunque muchas evidencias físicas y biológicas que permiten identificar al agresor se perderán con el tiempo, nunca es tarde para dar el paso de denunciar lo que hemos sufrido. Igualmente, hayamos o no realizado la denuncia, siempre podemos pedir apoyo y asesoramiento profesional.

No te avergüences de pedir ayuda, ni sientas que te van a prejuzgar, son situaciones más habituales de lo que piensas.

Si fuiste víctima hace tiempo nunca es tarde para pedir la ayuda.

Piensa, que con mayor o menor intensidad el 40% de las mujeres hemos pasado por situaciones de violencia sexual.

Aunque hay situaciones de mayor vulnerabilidad, la condición para sufrir un acto de violencia sexual es SER MUJER.

La autoprotección no siempre es suficiente, aún así estamos expuestas y es necesario pedir ayuda.

Acude a profesionales especializados/as de los recursos y servicios disponibles para ayudarnos y recibir atención terapéutica si fuera necesario.

Cuando hemos vivido situaciones dolorosas y traumáticas necesitamos pasar por un proceso de recuperación para sobreponernos del malestar y de las posibles consecuencias (físicas, psíquicas y sociales) que nos haya generado la violencia sexual.

Podemos reconstruir una vida que no esté definida por los episodios sufridos. En este proceso tenemos que ser nuestra propia compañera, que escucha nuestras emociones intentando identificarlas y comprenderlas sin juzgarlas. Que presta atención y razona para autoconvencerse de que NO somos culpables ni responsables de la violencia sexual sufrida.

Una forma de cuidarnos a nosotras mismas es cuidar nuestra salud física y emocional, debería de ser una práctica habitual independientemente de haber pasado por un episodio traumático.

Es fundamental también iniciar un itinerario de toma de conciencia sobre las desigualdades de género y cuestionar nuestra posición en este mundo desde las distintas discriminaciones que sufrimos. Puede llevarse a cabo de manera autodidacta o con el apoyo de grupos feministas o de profesionales especializadas.

Cuando nos encontramos en situación de vulnerabilidad o malestar sentimos que nuestras capacidades están invalidadas o mermadas pero sería importante repensar que recursos y herramientas hemos utilizado en otros momentos y que nos han servido para superar el malestar o malos momentos.

Irremediablemente vamos a necesitar ayuda terapéutica cuando vivimos en constante estado de alerta, sufrimiento temor constantes o tenemos dificultades para controlar nuestras emociones y pensamientos, sufrimos pesadillas, nos aislamos, nos cuesta reiniciar la actividad sexual, sentimos que nuestro cuerpo ya no es como antes, nos sentimos incapaces de resolver las demandas cotidianas y adoptamos conductas poco saludables como beber mucho alcohol, comer compulsivamente, automedicarnos, consumir drogas autolesionarnos o manejamos ideas de suicidio.

Si además del episodio traumático contamos con otros indicadores generadores de malestar o vulnerabilidad la ayuda se hace más inminente, como personas en situación de desarraigo cultural, geográfico o familiar, inmigrantes en situación irregular….

Plugin the Cookies para Wordpress por Real Cookie Banner